8 DE MARZO EN FEDERACIÓN: LO QUE SE DIJO EN LA PLAZA.

Unos momentos antes que comenzaran a caer las primeras gotas de este miércoles 8 de marzo, la marcha de cien y pico de mujeres llegó a Plaza Libertad. Allí había una tarima que no se usó como escenario. Además de la invitada especial para esta ocasión, la sobreviviente de prostitución Sonia Sánchez, hablaron Malena Bergallo, Liliana Acosta, y Mauricio Vago, en representación del gremio docente.

Hacia el final el taller de murga de Poblarte cantó y bailó y logró que los presentes acompañaran con palmas.

LILIANA ACOSTA, leyó un documento elaborado como petitorio. «La violencia machista ha recrudecido de modo tal que hoy nos mata a una cada dieciocho horas; el feminicidio no es más que la máxima consecuencia de otras tantas violencias que soportamos el ciento por ciento de las mujeres. Laboral, simbólica, sexual, física, emocional, psicológica e institucional son algunas de las violencias que las mujeres sufrimos al menos una vez en nuestras vidas. En el país las mujeres no reciben asistencia inmediata, no acceden al patrocinio legal y muchas veces regresan con el violento para no quedar en la calle o pasar hambre junto a sus hijos e hijas. Las niñas abusadas no reciben acompañamiento y, utilizando mecanismos dilatorios, no les realizan el aborto punible previsto por el Código Penal y avalado por el Consejo Superior de Justicia de la Nación. Este 8 de marzo marchamos las mujeres unidas para reclamarle al Estado y a las instituciones que apliquen políticas integrales y concretas contra la violencia machista. Exigimos la aplicación inmediata de la Ley 26.485 de protección de las mujeres, niñas y ancianas. También exigimos asistencia inmediata a mujeres en situación de violencia y vulnerabilidad…», leyó Liliana Acosta.

Además se exigieron el aborto legal, creación de la Comisaría de la Mujer, atendidas desde una perspectiva de género y abiertas las 24 horas, y el desmantelamiento por parte del Estado de las redes de trata.

MAURICIO VAGO, leyó también lo suyo. «La toma de conciencia de los derechos de la mujer es una lucha diaria», comenzó a leer Mauricio Vago luego del saludo en nombre de AGMER. «Esta es una lucha organizada que palmo a palmo busca ubicar a la mujer en un plano de igualdad en esta sociedad patriarcal, de falsa moral de la que formamos parte. Nos preocupa profundamente la cantidad de femicidios de los últimos tiempos; sólo en los últimos días de los últimos tres meses del 2016 se registraron 133 asesinatos y más de 50 en el 2017, sólo contando hasta mediados de febrero», dijo Vago.

«Que en nuestro país muera una mujer cada treinta horas, además de ser una bestialidad es una barbaridad ¿Es que la igualdad de género es sólo un slogan sin contenido real? ¿Tenemos más dudas que certezas por tantos años de aceptar el modelo impuesto? El mismo modelo que marcó a fuego el rol que debe ocupar la mujer dentro de la sociedad y que le quitó hasta el control de sus cuerpos. Este modelo que caló tan hondo, con tanta sutiliza pero que avanzó descaradamente y que a veces, y es lamentable decirlo, hasta las propias mujeres caen en la trampa y piensan y dicen lo que el coro machista y moralista impone, condenando a alguien porque se corrió de ese lugar impuesto», fue otra de las parte de lo que leyó el representante de AGMER.

MALENA BERGALLO. «Y, había una vez, princesas de fantasía y pompones rosas; ingenuas al grado de tontas, sumisas al grado de mártires…Con cuerpos esculturales, presas de sus propios mandatos, filiales y culturales, a la espera de algún príncipe que las viniera a salvar. Porque el proyecto de vida de toda princesa pareciera ser algún príncipe en una vida de fantasía, feroz hipocresía, porque ni los castillos eran más que fortines de altos muros y custodias. De un marido príncipe que aunque no te conozca ni conozcas te case y te conviertas en otra porque las perdices comen…Y había una vez super héroes invencibles, protectores, exponiéndose o teniendo que exponerse a situaciones límites…Ellos eran seres no humanos, eran de otro planeta porque así solamente podían sostener el no sentir. Porque los hombres no lloran y hay que atragantarse con las lágrimas. Y hay que despojar de toda expresión al género masculino, a los niños que juegan a ser grandes super héroes…Nuestra sociedad impone a nuestras mujeres una moral que las prepara ya desde niñas para convertirse en buenas esposas, buenas madres, cuyas funciones se ordenan en el mandato principal de formar y sostener una familia. Todas aquellas acciones o pensamientos opuestos a tales mandatos condenan socialmente a la mujer como puta, loca, maña, bruja, intentando justificar las acciones represivas que constituyen todas las formas de violencia de género…»