Dos millones de pesos a repartir en cuatro comparsas. Cuatro comparsas que gastaron muchísimo más que eso. Jurados contratados de otros lugares donde el carnaval es parte del DNI. Las ganas de mostrar que una gestión municipal también es capaz de organizar fiestas populares exitosas. Todos estos condimentos se juntan en una comida que se servirá bien caliente este sábado 3 de febrero ya que la primera noche del 27 de enero fue lavada por la lluvia y debió ser suspendida. ¿Qué tiene el carnaval que convoca a tres generaciones en torno al redoble de un tambor, un movimiento de caderas o la confección de trajes y carrozas? Misterio. Estos carnavales ya no son los de los «mascaritos» ni mucho menos, sin embargo siguen convocando cada vez más a la familia. Abuelas, hijas y nietas se concentran a bordar trajes propios y ajenos. Es como si la brasileñización de los corsos no impidiera que el carnaval sea federaense. Siempre habrá un detalle que evoque aquellos viejos carnavales, ya sea por Añorada Ilusión que siempre rememora los viejos corsos del hoy reaparecido de las aguas barrio San Lorenzo, o porque el desfilódromo se llame «José Luis Silvestri».
Ahora será febrero el mes del carnaval. Se espera que no llueva. Es lo único que parece frenar en serio la salida de una comparsa. Todo está listo. El hoy secretario de Gobierno y Hacienda, ex concejal, Pablo Liberatori, es la cabeza visible del corso y no puede fallar. Es el mandato que ha recibido. Sebastián Corso tiene en su apellido la marca del carnaval y quiero ir por más. Es la unión del empresario y el político, algo que no se da en otros momentos y en otros ámbitos en la actualidad federaense. O se da muy poquísimas veces. La Municipalidad agregará a sus arcas, ya de por sí millonarias tras conocerse las más de 109 mil entradas vendidas durante enero en las termas, el producido de la venta de bebidas alcohólicas y no, choripanes, panchos, sillas, living y sillones, lanzaespumas y demás. O sea que lo económico estará presente más allá de lo necesario que resulta ya que desde ahí sale la plata para el premio. Un premio mayor a la comparsa ganadora que rondará los $ 700.000.
O sea, los corsos son algo más que una fiesta popular ya que participa la gente (no se podría si todo el mundo, entiéndase, todo el mundo no participara) pero es una muestra más de una gestión municipal que, al igual que con la fiesta del Lago, debe lucirse. Eso es algo que se dará en estas noches carnavalescas porque hay turistas, hay federaenses, hay empresa y comercio y hay política. Todo debería salir bien.
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