El pasado lunes, feriado del Día de la Soberanía, 20 de noviembre, entre las diez y media y las once de la mañana, una nena de cuatro años tragó agua y se hundió en la pileta conocida como «la de la fuente» del parque termal de Federación. En su auxilio primero acude un turista adulto que le avisa a Germán Verdún, uno de los guardavidas. Si bien fue Verdún quien llevó adelante el trabajo más pesado, todo un equipo trabajó en pos de rescatar a la nena que estaba inconsciente y ahogada.
Para tener más precisiones al respecto FEDERACIÓN AL DÍA se dirigió al curso de manejo de DEA (desfibrilador externo automático) y de RCP (resucitación cardio-pulmonar) dictado por el socorrista Jorge «Falucho» Chávez en Casa de la Cultura en la tarde noche de este miércoles 22 de noviembre. «Eso fue el lunes tipo diez y media, once; nosotros fuimos un equipo, no es que fui yo solo sino que fuimos un equipo que estuvimos esa mañana ahí», aclara Germán Verdún. El equipo estuvo integrado por Javier Ríos, Daniel Bordón, Sebastián García, Marcos Fenicchetto y Leandro Burna más Nahuel Bordón, que es compañero de pileta de Germán Verdún.
«El tema fue así; yo estaba en mi puesto de guardavidas y ahí había más de sesenta personas, y la mayoría eran chicos; nosotros tenemos que cuidar más que nada a los chicos porque para una persona grande no es profunda la pileta de la fuente», dijo Verdún. «Los padres son irresponsables», dijo. Y su compañero de pileta, Nahuel Bordón, aportó otro dato. «La madre reconoció que en un momento la perdió de vista a la nena», dijo. «En un momento yo voy a pedirle a mi compañero que vigile mi pileta, porque así trabajamos, pero no alcancé ni a saludarlo a él que me gritan desde la pileta que hay una nena que estaba tragando agua», explicó. En ese momento fue que Verdún le avisa a Brdón que llame a la ambulancia. Así se hace. Verdún se dirige hacia la pileta, levanta a la niña tras forcejear con el padre que la había abrazado a la criatura y no la quería soltar. La madre también se puso nerviosa. Muy nerviosa. Los guardavidas contuvieron a la gente y debieron hacer entender a los padres que debían dejarlos trabajar. «Cuando el turista me la pasa a la nena ella ya estaba inconsciente», dijo Verdún. «Yo llego y entonces escucho, miro y siento y le abro la boca como para ver si no tenía algo porque largaba espuma por la boca; ahí es cuando le hago la reanimación; cuando le hago la segunda vez la reanimación es cuando abre los ojitos y empieza a ponerse bien», explicó el guardavidas. «Cuando le hago la segunda compresión es cuando ella empieza a largar agua, agua y agua», dijo.
«Me cayó la ficha recién al otro día, cuando la nena me fue a saludar y a agradecerme», contó Verdún. Dijo que él no estuvo tranquilo hasta que los tíos de la nena le dijeron que se había repuesto. «Yo agradezco a mi compañero Nahuel y al resto de los compañeros que ayudaron para que yo pudiera trabajar tranquilo porque el padre se abrazó a la nena y no la quería soltar; tuve que sacársela a él», dijo. «A mi no me caía la fecha sobre lo que había hecho; después de todo eso yo no esperaba que la chiquita me fuera a saludar; ahí fue que lloramos todos abrazados», relató el guardavidas Germán Verdún.
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