POR: Carlos Suárez.-
En estos días de mayo en los que se conmemoran los hechos del primer intento de liberarnos como país y empezar a conformar una nación (algo que comenzó allá por 1810), se hace hincapié en quiénes eran los que hoy llamamos «patriotas» o «próceres». Y se hincha bastante con que nuestro héroe máximo (digo, de los entrerrianos y federaenses y, por qué no, para los argentinos) Manuel Joaquín del Corazón de Jesús Peri Belgrano, vivió en la pobreza, cagado de hambre porque el Poder de Buenos Aires no le mandaba plata y oro. Pero el tipo, viste el tipo, era un héroe entonces no le importaba la plata ¿De dónde sale este razonamiento? ¡Con plata Belgrano hubiera sido Gardel y los guitarristas! Por supuesto que el tipo no era cualquiera: era un revolucionario que había podido leer los libros prohibidos y le metía para adelante a pesar de Buenos Aires. Y de los desarrapados que le pusieron el nombre de «Cotorrita» cuando lo vieron llegar a Salta y se encontraron con un porteñito de vos de pito, bajito y enfundado en ropaje europeo que le daba una pinta, vea, mire, ¡un maricón!
El tipo se tuvo que arremangar, hacerse respetar y darles a ese conjunto de hombres que querían comer, beber, coger y dejar de perder contra soldados profesionales de la Corona Española, una razón material que valiera la pena.
Bueno, esto se cruza con esto que se oye cada vez más: «a pesar de tener todo en contra y sin plata el tipo venció». O si no, «murió en la pobreza, no como estos malparidos que primero cobran y después se fijan». Belgrano, Moreno, como el periodista Mascetti (wikipediá quién era Mascetti), el doctor Massa, el director de cine Gleyzer y tantos otros anónimos, se jugaron la vida (literalmente) por una idea, una idea que valía más (para quienes así lo creyeron) que una carreta llena de oro. Y enfrente ahora aparecen el presidente Mauricio Macri, que hace poco aumentó su sueldo y el de todo su gabinete gubernamental. Bastante lo aumentó: el tipo gana más de $ 200.000 por mes. O Jorge Ernesto Lanata, que no empieza su programa de la tele porque no hay un sponsor que ponga buena plata. O Víctor Hugo Morales que logró instalarse como un pobre desocupado cuando no le renovaron el contrato en la radio donde hace tres o cuatro años ya cobraba más de $ 100.000. O el nunca bien ponderado nazi Luis D´Elía que ya era como fue después en la década de los ochentas (y que con los K encontró, como Luis Majul con el presidente, alguien que pague ese accionar). Y que ahora se ventiló que -Luis D´Elía- cobra ¡como docente! la friolera de $ 80.000.
El tema es la plata. Progresistas, liberales, kirchneristas, peronistas, radicales, gente de Macri, gente del PRO, socialistas, todos, todos, hablan en plata, de plata. Se sabe que el verdadero Dios, (que no se ofendan los religiosos de toda laya pero están incluidos aquí) es el Dinero. La plata es la medida de todas las cosas. Está bien. Es lo que hay. Con plata uno anda más tranquilo. Y la tranquilidad en este lugar se parece mucho a la felicidad. Durante el kirchnerismo todo el mundo anduvo más tranquilo. Y todo gracias a que hubo una cierta, digamos…bonanza. Y Macri vino a revisar esto, echar gente, quitar jubilaciones y meterle con todo a favor de los dueños del país. Se metió con la comida de la gente, y la comida se compra con plata. El tema es la plata.
¿Por qué jode tanto que alguien gane mucha plata haciendo algo? Porque un trabajador raso no gana mucho y limpia un baño, hace una cama, construye una pared, corre al lado de un camión juntando la basura, etc. Ya lo dijo el filósofo de la corriente peronistasinperonistas Luisito Barrionuevo. Luisito dijo que para sacar adelante este país había que dejar de robar dos años. Después hubo una actualización doctrinaria y dijo que había que dejar de robar tres meses. Es decir, mejor dicho, como ya lo pensó y escribió Luis Puzzo en su libro «El Padrino»: detrás de cada fortuna hay un crimen. Ese parece ser un pensamiento típico del argentino promedio, el que asegura que si tenes plata es porque en algo ilícito e ilegítimo andás. Todos hablan de plata. Todos miden todo con la plata. El michikuko que tal vez ni siquiera votó en 1989 a Carlos Saúl Menem (uy, perdón) pero aprovechó el «uno a uno» y pudo ahorrar (¿cuándo un asalariado ahorró alguna vez?); bueno…ahí hay una cuestión con una falsa de toda falsedad distribución y «paráte» de la inflación, el «uno a uno». Bueno, ese michikuko ¿es un ladrón, un corrupto, un descerebrado o sencillamente alguien que aprovechó y no fue boludo? D´Elía no fue ni es boludo. Le puso precio a su militancia. Igual que Lanata, Víctor Hugo, y siguen las firmas. ¿Belgrano y el resto de los revolucionarios de Mayo de 1810 y de los demás mayos hasta ahora fueron boludos? Esa es otra discusión.
Queda para otra discusión esto de los vivos y los boludos. Queda para otra oportunidad que los concejales uruguayos trabajan sin cobrar un sueldo. Hay mucha tela para cortar. Lo que me parece es que si uno hace un trabajo debe percibir un sueldo, una remuneración, un salario, ¿una dieta? Nos vemos la próxima…
P/D (que quiere decir «post data», o sea lo que falta). Quedan afuera de este escrito algunas consideraciones como que este país, cuando llegaron en el Siglo XVI los españoles y los mercenarios que ellos traían, fundaron un puerto que más que la Santa María de los Buenos Ayres fue un centro de contrabandistas y ladrones. Desde ahí viene la desconfianza sobre aquel que tiene o maneja oro, plata, dineros, bienes.
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