FEDERACIÓN Y LA HISTORIA DEL AGUA.

POR: Raúl Combis (Publicada en la revista Mascaró, el 7 de enero de 2014)

 

Para comprender la historia de Federación hay que pensarla en pasado y en presente.

El tema es que la antigua Federación, la que fue inundada para la construcción de la represa Salto Grande, también fue mi presente y nosotros proyectábamos un futuro que nunca llegó a ser. A mis 25 años yo pensaba presente y futuro en aquella Federación en donde viví mi infancia, mi adolescencia y mi juventud.

Claramente el traspaso de la ciudad y la historia misma de Federación puede interpretarse desde distintas veredas. La mirada preponderante es la que defiende y definió las condiciones del traspaso que es la del Centro de Comercio de Federación. Pero los gremios y algunos sectores juveniles teníamos otra perspectiva. Sobre todo en cómo se analizaba la construcción de la represa de Salto Grande.

Porque nosotros siempre supimos que la energía que se generara con la obra iba a ir a parar al cordón industrial de Buenos Aires y del Gran Rosario. Se iba a inundar Federación y Santa Ana, se iba a acabar con los dos pueblos y eso no podía tener nada positivo. Bueno, había quienes creían que se iban a hacer buenos negocios en nuestros pueblos.

Federación tenía un funcionamiento bastante importante. Tenía cincuenta y pico de aserraderos, había una actividad rural desarrollada, había fábricas de aceites, de cítricos, y también el turismo generaba ingresos.

Es importante recordar el estado de ánimo de la ciudad cuando se proyectaba la creación de la represa Salto Grande. El rumor fuerte comenzó a surgir durante el gobierno de Lanusse, luego durante el gobierno de Perón hubo un intento de que la discusión sobre las obras y el destino del pueblo se realizara de una manera más democrática, con amplios sectores de la sociedad.

Con la llegada de la Dictadura el destino de la ciudad pasó a estar únicamente en manos del Centro de Comercio e indudablemente se organizó el traslado de acuerdo a la ideología y los intereses de ese sector empresarial y conservador.

La Dictadura Cívico-Militar se expresó en Federación como en todo el país, con sus responsables y sus seguidores. El poder de esos sectores se atenúa en democracia y se consiguen logros en la lucha de abajo hacia arriba. Se abren otros espacios aunque imperan las decisiones del Centro de Comercio.

EL TRASPASO

Yo vivía en la costa del río. En 1979 se realiza definitivamente el traslado. Realmente no teníamos alternativa.

En el primer paso de la relocalización, se instalaron cerca de 1000 familias, pero quedaron al menos 300 o 350 en la Antigua Federación. Es decir que la ciudad fue dividida también en ese sentido, ya que una parte quedó bajo el lago, otra se hizo de nuevo y otra que había ido creciendo en los márgenes, quedó abandonada.

En nuestra cabeza hay 3 Federaciones: la Antigua que es la Federación de mi adolescencia, la Vieja Federación es el remanente que quedó en los márgenes luego del traslado, y la Nueva que es esta en la que vivimos ahora.

Al shock del traspaso había que sumarle que a la nueva Federación habían llegado cerca de 600 hombres a trabajar en la obra y que en su mayoría eran salteños y jujeños. Así que también teníamos que aprender a convivir con toda esta gente que también era desarraigada y que había llegado a una ciudad también ajena para ellos.

El hospital, las instituciones, ni siquiera la municipalidad existían en la Nueva Federación. El puente que facilitara la movilidad al parque maderero se demoró siete años y muchas pequeñas empresas se fundieron. A eso hay que sumarle que muchos de los obreros que venían a trabajar en las obras de la represa, se quedaron sin trabajo. Luego las forestales europeas se encargaron de talar todo lo que la legislación de sus países no le dejaba hacer y se llevaron hasta los troncos finos de eucaliptos. La situación era grave. El departamento de Federación había perdido algo así como 70000 hectáreas de tierras fértiles

La aparición de las boletas de luz con precios exorbitantes por el consumo de las cocinas eléctricas impuestas en la nueva vivienda (se había prometido que la energía eléctrica iba a ser gratis), la llegada de las facturas por las nuevas viviendas, generaron bronca y el pueblo reaccionó. Años después, en democracia, se consiguió condonar esa estafa.

EL SURTIDOR

La opción por las excavaciones fue un manotazo de ahogado, literalmente. Cuando comenzó a estudiarse la posibilidad de que hubiera aguas termales, el pueblo atravesaba una crisis muy grande, como la que vivía casi todo el país a mediados de los noventa, pero de manera acrecentada.

En ese período escuché hablar por primera vez de la posibilidad de que hubiera aguas termales en nuestra zona. Una ex compañera del secundario, Chalú Reinante, que trabajaba en YPF me dice un día: “acá tiene que haber aguas termales, porque en Uruguay tiene termas en toda la línea del Río. Había que ver si era río de fractura o de vertiente”.

Era una cosa ilusoria. Pero como no había otra alternativa se comenzó a trabajar en eso. Hubo una cadena de estudios hasta que finalmente se hizo la perforación. En ese momento, en el año 1994 yo hacia prensa para un medio de Chajarí y ese día hice el anuncio a las 6 de la mañana de que estaba saliendo agua sucia. A las seis o siete horas de bombeo comenzó a salir agua cristalina a una temperatura de 42, 43 grados. Recuerdo que cuando se hizo la noche ya estaba haciendo frío y se veía el vapor sobre el campo. La gente festejaba realmente, se embarraba, se mojaba.

Ese fue un quiebre para nuestra ciudad. Hoy hay 5 mil plazas hoteleras sobre 18 mil habitantes y buena parte de la actividad económica de la ciudad se basa en el turismo.

Y vivimos otra migración que es la de empresas hoteleras y personas de otras ciudades que invierten en departamentos, o casas para alquilar.

El desarrollo de la ciudad es un tema que se debe discutir. Hoy existe un turismo concentrado en pocas manos que, dejando de lado el esfuerzo comunitario que día a día intenta sacar adelante a la ciudad, toma decisiones en el sentido de construir grandes edificios, llenar todo de cemento donde antes había paisajes. A esta altura lo poco que se ha conservado de la voracidad privada es la propiedad del complejo que es municipal.

La ciudad ha crecido en forma desigual. Aquellos vecinos abandonados en la Vieja Federación fueron relocalizados con el tiempo a fuerza de reclamos y piquetes. Junto a nuevos colonos (en su mayoría jóvenes familias) conforman “los barrios” que en su mayoría tienen calles sin nombre, apenas con números como denominación.

El querido hospital San José, único efector de salud pública, es hoy una sala de consultorios y primeros auxilios una realidad muy lenta que no acompaña en proporción lo que ganan algunos sectores involucrados en éste proceso.

VOLVER A CASA

Nada fue fácil. En esos primeros tiempos hubo niños que no treparon nunca a un árbol, se tuvo que esperar años para que crezcan. El agua del ahora lago demoró entre tres y cuatro años en limpiarse, tiempo en que nacieron los primeros jardines como respuesta a la orfandad de verdes, cavando como se podía, comprando y echando tierra fértil. Los pájaros eran escasos, los alrededores desconocidos y a los sacudones, la comunidad, sin ningún tipo de apoyo de asistencia social y psicológica, empezó de nuevo con la alegría o el aliento de su nueva casa que la fue mejorando a su manera, con la esperanza de hacer de nuevo el esfuerzo de reinventar lo que quedó atrás. No se podía vivir de recuerdos pero el contraste fue tremendo.

En estos años que han pasado desde el traslado, hubo dos bajantes muy pronunciadas y todos los vecinos volvieron al menos por un rato a su antigua ciudad, a su antiguo barrio y a su casa. Después de orearse todo, prácticamente quedaron descubiertos los cimientos de todas las casas y las calles. Una de las veces quedó a la superficie incluso la costanera.

La última bajante fue hace un par de años. Yo me fui de madrugada hasta donde estaba mi casa, calentamos agua con un fueguito y miramos la salida del sol tomando unos mates. Ahí pude ver el mismo amanecer de cuando era pibe y llegaba a casa de algún baile, de tocar con la orquesta y nos encontrábamos con mis hermanos.

Otra vez se hizo un baile en lo que había sido nuestra hermosa plaza y volvió casi todo el pueblo para encontrarse ahí, fue un acto muy nostálgico, una especie de festejo triste. Con ese doble sentimiento se vive casi todo el tiempo.

Sobre el Autor

Carlos Suarez
Periodista egresado del ISET N° 18 "20 de Junio" de Rosario, S.F. en 1990. Participó del Primer Congreso Internacional de la Comunicación y el Periodismo en 1998. Colaboró con el programa LA OREJA de Radio Rivadavia conducido por Quique Pesoa en 1992. A partir del 1 de octubre de 2018 condujo VIVA LA MAÑANA por Radio Viva 104.9 de Federación, E.R. En este 2019/2020 administra y redacta en esta página Federación al Día. A partir del 29 de junio de 2020 volvió a FM Stereo 99.3 con el clásico "Demasiado temprano para mentiras", desde las 7 de la mañana. En marzo de 2021 comenzó el nuevo ciclo "La Mañana de Uno" por la 106.1, de lunes a viernes y de 9 a 12 de la mañana.

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