Doce argentinos viven momentos de extrema tensión e incertidumbre en un crucero holandés que se encuentra en cuarentena en altamar y donde han fallecido cuatro personas y hay veinte casos confirmados de COVID-19. Lo que debía ser un viaje de placer por las Islas Malvinas y el Atlántico Sur, terminó siendo una pesadilla que aún tiene final incierto. Entre los pasajeros, hay una vecina de la ciudad de Cosquín, un músico de Salsipuedes y el periodista Dante Leguizamón.
El crucero Zandaam de la empresa Holland America Line se encuentra ahora en Fort Laurderdale (Estados Unidos), pero los argentinos que no tienen visa norteamericana no pueden bajar y están encerrados en sus camarotes.
Los días pasan y la situación se está volviendo cada vez más crítica y mientras que los pasajeros australianos, franceses, ingleses, canadienses, alemanes, holandeses, chilenos y otros más lograron retornar a sus hogares, el contingente argentino sigue en el barco con los cuatrocientos tripulantes (de los cuales hay un 20% con síntomas de coronavirus), algunos pasajeros de otros países que están enfermos y sus familiares.
La embarcación partió el 8 de marzo de Buenos Aires y en lugar de culminar su travesía en San Antonio (Chile), navegó por el Océano Pacífico, el Canal de Panamá y el mar Caribe a la espera de que lo dejaran atracar en algún puerto. El jueves pasado, llegó a Miami pero no todos pudieron bajarse. Los que aún permanecen arriba del crucero, llevan 17 días encerrados en una habitación de tres metros cuadrados y no saben cuándo podrán retornar a la Argentina.
Hay tres cordobeses entre el grupo: Stella Maris Videla, una jubilada de 75 años oriunda de Cosquín, el músico Esteban Ochoa (46) de Salsipuedes y el periodista Dante Leguizamón de los SRT, oriundo de Río Ceballos.
Precisamente, Leguizamón lanzó un pedido en las redes sociales para que las autoridades nacionales tomen carta en el asunto. «Tomen esto como una botella al mar, un pedido de auxilio y un ruego de argentinos que hace 28 días nos encontramos desesperados y a la deriva. Apelamos a sus corazones para sensibilizarse por nosotros (…) La mayoría de nosotros dormimos debajo de la enfermería por donde pasaron esos muertos, permanecieron y permanecen todavía hoy personas infectadas. La cabina tiene tres metros cuadrados. Sí, tres metros cuadrados para dos personas. Nos sentimos cada vez más deteriorados física y mentalmente. El grado de estrés y el desgaste que este genera después de un mes es notable en nuestros estados de ánimo. Se percibe claramente en el deterioro mental, físico e inmunológico que creemos vital para hacerle frente a un virus como el Covid-19»; escribió.
«Por ahora ninguno ha contraído el virus, pero la angustia y el miedo a convivir con el coronavirus (que duerme encima nuestro) nos pone en un estado de tensión y desgaste permanente. Para soportar este estado de cosas en un barco es necesaria una preparación militar/naval similar a la de un tripulante o marinero que no poseemos. El fantasma de una situación que amenaza con prolongarse nos pone en estado de desesperación. Ese estrés aumenta a cada minuto el riesgo de nuestra salud. En alta mar, durante los días de nuestro viaje de Valparaíso a Miami, no contamos con Internet por lo que además quedamos aislados y no queremos volver a vivir esa situación. No hay información clara sobre lo que puede pasar con nosotros. Sabemos que la empresa y la Cancillería se esfuerzan por encontrar una solución, pero la misma no aparece y no olvidamos que esta empresa debía bajarnos en Chile y terminamos en Miami. Por eso, Argentina no puede abandonarnos»; agregó en un texto que se viralizó.
«Sobre este barco estamos en un NO PAÍS. Estamos en Florida, pero ni siquiera nos han sellado el pasaporte. No hicimos migraciones. Somos fantasmas. No somos turistas varados en Miami tomando sol. Los pasajeros y trabajadores que estamos en el barco, no quisimos llegar hasta acá, nos trajeron diez mil kilómetros a la fuerza. Si esto no se resuelve volveremos al medio del mar. Sin destino, sin garantías y en un barco infectado de coronavirus»; completó.
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