«A ver…Hacéme preguntas porque si no no me sale…Y la verdad que no entiendo por qué una cuenta así de larga me va a servir para algo, y eso que me gusta matemáticas; pretérito imperfecto o pluscuamperfecto no sé qué es; una caca el edificio; los baños son lo único lindo que tienen aunque viven mojados; nuestra aula en invierno no es tan fría porque da el sol pero en verano nos cagamos de calor..¡Le faltaría que un profesor esté bien bueno! Aprendo algunas cosas de internet pero no…Es necesario ir a la escuela aunque si le preguntás a otras gurisas te van a decir lo contrario…» Este es el testimonio de una alumna promedio de la Normal. Y se publica porque quería empezar por la realidad. Por la realidad del que debería ser el destinatario de la Educación y que queda entrampado en un juego adulto de intereses entrecruzados por el Gobierno a cargo del Estado, los gremios docentes, los directivos, la obra pública, las partidas de dinero y la paupérrima realidad.
Pero si hablamos de la Escuela Normal y su realidad estamos mencionando una escuela que arrancó mal porque -se dice- ese iba a ser el Cuartel de Bomberos de la ciudad. O sea, iba a ser un lugar para no más de diez personas y un depósito de camiones y vehículos. Sea esto cierto o no la Escuela Normal presenta infinidad de falencias, errores y desencuentros plasmados en el cemento y el hierro. Hoy la convivencia de tres niveles, por lo menos, impide el normal desenvolvimiento de las clases. Desde el gremio combativo aseguran que el sistema eléctrico de la escuela está en serios problemas desde hace más de una década. Y es solamente una de las escuelas de Federación.
Van a empezar las clases y…No, no van a empezar. no van a empezar porque los maestros que se pliegan al paro determinado durante dos días y en 22 provincias, los maestros que no temen los descuentos de la patronal (o sea el Estado), hacen valer sus derechos, pero.. ¿y el derecho a aprender de los gurises? Esta es la parte que desagrada a los maestros; muchos de ellos ven que está en juego algo fundamental para el país como es la Educación. Y claro que la Educación es fundamental para el país y cada docente debería estar bien pago, atendido por un equipo interdisciplinario de salud, con auxiliares que lo apoyen en sus tareas y con un aula que no supere los quince alumnos ¡Claro que si! Por eso paran, además de querer ganar bien, y consideran fundamental a la Educación y si lo comparan con otros paros, como en su momento fue el de los sectores productivos rurales, dicen que esos son paros sectoriales, interesados ¿No es un paro sectorial el de los maestros? Los maestros paran todos los años al principio de clases en Entre Ríos..¿No hay forma de empezar las clases en una plaza, en las escalinatas de la avenida, en plazoletas, por grupo en casas de los profesores? ¿No hay forma de dar clases sin hacerle «el caldo gordo al gobierno sordo»? En esta oportunidad hay un paro de 48 horas (lunes 6 y martes 7 determinado por los trabajadores de la Educación nucleados en CTERA) al que se agrega en nuestra provincia otro plazo de 72 horas más por determinación de un congreso democrático y mayoritario del principal gremio docente, la Asociación Gremial del Magisterio, AGMER. Tanto el Gobierno nacional como el provincial se niegan a dar el brazo a torcer. La Nación dice que las paritarias ya fijaron el año pasado el porcentaje del aumento, que eso ya está. El gobierno provincial aseguró a través del ex endeudador de la Municipalidad de Chajarí, ex docente, ex senador, siempre urribarrista y hoy a cargo de la Educación en Entre Ríos, que «esto es todo lo que se puede dar» de aumento. O sea que apagaron el fuego con nafta.
En el medio quedan los gurises. Por eso se empieza esta nota editorial con la palabra de una alumna promedio, ni diez ni uno, que ha sabido aprovechar un poquito de lo dado y que no pierde de vista lo mucho que falta. A la palabra del Gobierno, los gobiernos; a la palabra de los dirigentes eternos de AGMER, sus internas; a la palabra de quienes no quieren saber nada con el paro; a la palabra de los que mandan a sus hijas a la única escuela privada mantenida por todos, que ahora también hace paro; a todo ese ruido lo escuchamos siempre. Cada principio de clases.
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