POR: Daniel Enz (de Análisis digital).-
La hermana Martha Pelloni es una valiente. Una gran mujer, que peleó contra los molinos de viento. Sola, mirando de frente, con esos ojos celestes enormes y esa paz de espíritu que demuestra cada vez que habla. La religiosa es frontal, pasional, dice desde el corazón, desde el dolor de las víctimas, de los que no pueden hablar porque están quebrados, violentados, abusados y ya no creen más en la justicia. Cada vez que eso ocurrió, la hermana salió de su templo, subió a un colectivo, llegó hasta esa víctima, la escuchó y salió a advertir sobre los abusos de poder sin importar quien estuviera adelante.Por Daniel Enz
(de ANALISIS DIGITAL)
Lo hizo aquella vez, a principios de los ’90, con los que violaron, ultrajaron y mataron, a esa adolescente llamada María Soledad Morales. Y sus denuncias hicieron tambalear ese poder catamarqueño, lleno de impunidad y de poder, sin límites, con el que nadie se quería meter, pese a todo el daño que venía haciendo a una sociedad golpeada, sumisa, casi sin reacción, donde todo se podía comprar por unos pocos pesos, porque siempre jugaron con la necesidad de la gente.
Esa es Martha Pelloni, para el que tenga duda, sea policía, gremialista, legislador, funcionario, juez o gobernante. Este país sería otro si hubiese diez personas con los cojones de la religiosa, pero lamentablemente, no lo hay. La hermana tiene historia de vida y conducta coherente. Por eso escuchen, señores de la justicia. Y tomen nota. Porque cada vez que habla, lo hace con convicción y elementos. Y no le importa que del otro lado esté operando enloquecido el ex gobernador Sergio Urribarri, ni su hijo ministro Mauro, quienes saben muy bien de abusos de poder, corrupción, impunidad y compra de voluntades en la política o en algún otro poder, que prefiere mirar para otro lado por un ascenso, un nombramiento o una candidatura.
La hermana Martha está advirtiendo que en Entre Ríos pasaron y pasan cosas graves que los hombres de la justicia no pueden dejar avanzar. Prostitución vip, trata de personas, corrupción, narcotráfico, violencia de género, impunidad, constituyen un combo peligroso que se desplegó por numerosas provincias argentinas. Y esto también pasa en Entre Ríos; en Concordia, en Santa Elena, en Paraná, en Gualeguaychú. O sea, a la vuelta de la esquina, donde hay demasiados perversos -como ese que están enjuiciando-, degenerados, corruptores y caraduras, porque siempre quisieron vender una imagen, pero el espejo los delató. Los hechos los dejaron al descubierto y es hora de que purguen en una cárcel y por muchos años. Y la hermana Pelloni no tendrá que pedir perdón, como reclama ese psicópata sentado en el banquillo de los acusados. Porque sabe de lo que habla.
Escuchen y anoten lo que dice la hermanita. Antes de que sea tarde
Sé el primero en comentar en «ESCUCHEN BIEN, SEÑORES DE LA JUSTICIA.»