Este martes 15 de agosto se repitió en Federación algo que ya había sucedido el lunes post elecciones PASO: las dos expendedoras de combustible no vendían, varios comercios paradigmáticos no abrieron sus puertas, listas de precios provisorias de proveedores a comercios minoristas y la remarcación de precios. Desde tres ángulos diferentes, el presidente del Centro de Comercio y Actividades Económicas de Federación, Néstor Romero; el secretario de Turismo y farmacéutico Carlos Miller y el vecino del barrio San Carlos, Ramón Barboza, aportaron una visión al problema.
«El panorama que está presente es el de la devaluación; veníamos con una alta inflación y una remarcación cortantes, y ahora es como que se aceleró», dijo Romero, presidente del Centro de Comercio. «Al no haber precios de referencia el comercio trata de cubrirse, en realidad no cubrirse si no actualizar los precios; al no haber precios de referencia se recurre a eso», dijo. Agregó que esto que pasa con la economía, «creíamos que eran épocas que estaban terminadas pero nosotros que las vivimos sabemos cómo funcionan; empieza a escasear mercadería, no hay precios de referencia y se decide cerrar el negocio». Al referirse al tema, el farmacéutico Carlos Miller dijo lo suyo. «Nosotros no hemos cerrado el negocio pero en lo que es perfumería sí porque no tenemos valores definidos, porque se están modificando en forma continua», informó. «Muchos de los remedios han tenido un incremento de precio y, la verdad, yo que ya he pasado por un par de crisis, los azotes de esta clase cada vez duelen más», afirmó Miller. Sentenció que, «esto obedece a un comportamiento del mercado que lo termina sufriendo la gente común». Ramón Barboza, un vecino del barrio San Carlos, el lugar más alejado del centro de la ciudad, explicó que, «el gobierno nacional me hace acordar al bote de mi viejo, hacía agua por todos lados». «El comerciante minorista sufre junto al pueblo también», dijo. En un lenguaje llano Barboza explicó que al kiosco de barrio no le sirve cerrar porque, se preguntó, ¿qué va a hacer con esa clientela y esa mercadería? Se refirió la coraje de una kiosquera del San Carlos que da fiado esperando que se cumpla la quincena o el mes para hacerse de algún dinero. «Lo poquito que vende al contado le sirve apenas para comprar la mitad de la mercadería», dijo Barboza, del San Carlos. «Venimos de varios sacudones, de varios zafarranchos, pero hemos salido adelante; se sufre sí, se sufre pero salimos adelante; el que peor la pasa es el que tiene hijos chicos», sentenció Barboza.