TODO TERRORISMO ES ANTI HUMANO.

Si hay un dolor colectivo que nunca debe soslayarse y que siempre hay que tener presente como una memoria activa, ese es el atentado al Centro Comunitario Judío AMIA. Claro, no es el único, y en estos cuando menos es muy importante que ni el olvido ni mucho menos la impunidad prevalezca.

Exactamente a las 9:53 del 18 de julio de 1994 una bomba destruyó el edificio de la AMIA ubicado en el barrio de Once de Buenos Aires. El saldo fue tremendo: 85 personas asesinadas, más de 300 heridas y todo un país y gran parte del mundo consternado y conmovido.

No se puede recordar el caso AMIA sin mencionar que dos años antes, el 17 de marzo de 1992, otra bomba había atentado contra la Embajada de Israel también en Buenos Aires. En ese acto terrorista perdieron la vida 29 personas y otras 242 resultaron heridas de distinta consideración.

En ambos casos no se atentó solamente contra un Estado (la embajada) sino contra todo un pueblo (la sede cultural y social como la AMIA). Frente al terror la justicia debe ser la respuesta. Y ya se sabe, el antónimo de Justicia es impunidad; del mismo modo que el antónimo de memoria no es olvido, sino injusticia.

Dos atentados perpetrados a casi dos años de distancia temporal entre sí, pero que son registrados de manera casi contemporánea. Dos bombas con un saldo luctuoso de 107 muertos y más de 500 heridos. Todavía falta la respuesta de la Justicia.

Para la comunidad judía y para gran parte del mundo hay certezas: en ambos atentados operaron organizaciones vinculadas con el Hezbollah, el brazo represor de la República Islámica de Irán y han contado –indefectiblemente- con una base de complicidad en Argentina.

Está claro que la represión al terrorismo –mucho más cuando es internacional- debe ser obra de los Estados. Pero esa respuesta siempre será insuficiente en términos de sociedad. Porque también se necesita la participación de la comunidad en su conjunto, dado que la defensa de la paz, del derecho y de la libertad debe convocar a todos, sin excepción.

No es casual que los pueblos libres son constructores de puentes culturales, que conviven en la diversidad porque la perciben como un valor esencial. Enseñan los antiguos que la paz es obra de la Justicia. Ahora se comprenderá mejor por qué en este aniversario una vez más se reclama por Justicia y se repudia la impunidad.

Mañana 18 de julio nuevamente se renuevan las oportunidades para el ejercicio de la memoria y de la solidaridad: porque las víctimas de estos atentados no son solo dolores de la comunidad judía, sino de todo el pueblo argentino.

El periodista y escritor Juan Gelman lo reflejó mejor cuando el 20 de julio de 1994 escribió en el diario Página/12 una columna titulada “El anti humanismo”, donde estampó: “El atentado a la AMIA no es solo un crimen contra la comunidad judía; también es un crimen contra el pueblo argentino, en el que la AMIA está inextricablemente enraizada, y sobre todo un crimen contra la humanidad, porque está presidido por la mentalidad que organizó el Holocausto, esa que odia al otro, al diferente (…) Esa que solo conoce la intolerancia furiosa ante la riqueza de lo humano. El antisemitismo es un anti humanismo”.

Como ocurre todos los años, mañana a las 9:53 se escuchará la sirena que también recordará que es necesario que el Estado argentino –con sus tres Poderes- redoble su compromiso de modo que se pueda profundizar la investigación y con ella brindar las pruebas necesarias para que la justicia humana pueda expresarse de manera cabal.

El atentado a la mutual judía sigue en la impunidad: a 29 años no se sabe a ciencia cierta la identidad de sus autores y, en consecuencia, todavía no hay justicia.

Así, hay que reconocer a las víctimas por el atentado, pero del mismo modo reconocer a las víctimas por la falta de justicia, repudiar la manipulación deliberada de las pruebas, la contaminación consciente del contexto del crimen y la necesidad de verdad y castigo.

Se considera que el atentado terrorista a la AMIA fue el mayor registrado en la historia argentina. A pesar del tiempo transcurrido, sigue transitando por un laberinto de irregularidades por parte de la Justicia. Otra vez se torna oportuno recordar que la paz es obra de la Justicia.

Más que nunca se torna oportuno reclamar por el esclarecimiento de estos hechos y por el juzgamiento de sus responsables. Pero no es todo. También está la necesidad de construir una memoria colectiva compartida. El poder reflexionar y rechazar a todas las formas de violencia, el de mejorar la forma en que las personas se relacionan entre sí y, principalmente, el de reconocer en la diversidad que hay una vida en común. Pedir Justicia por AMIA, es también recordar la advertencia de Juan Gelman: “El antisemitismo es un anti humanismo”.

 

(*) Este artículo de Opinión de Nahuel Maciel fue publicado originalmente en el diario El Argentino.

Sobre el Autor

Carlos Suarez
Periodista egresado del ISET N° 18 "20 de Junio" de Rosario, S.F. en 1990. Participó del Primer Congreso Internacional de la Comunicación y el Periodismo en 1998. Colaboró con el programa LA OREJA de Radio Rivadavia conducido por Quique Pesoa en 1992. A partir del 1 de octubre de 2018 condujo VIVA LA MAÑANA por Radio Viva 104.9 de Federación, E.R. En este 2019/2020 administra y redacta en esta página Federación al Día. A partir del 29 de junio de 2020 volvió a FM Stereo 99.3 con el clásico "Demasiado temprano para mentiras", desde las 7 de la mañana. En marzo de 2021 comenzó el nuevo ciclo "La Mañana de Uno" por la 106.1, de lunes a viernes y de 9 a 12 de la mañana.