Este 2 de mayo, a las cuatro y un minuto de la tarde, se cumplen cuarenta años del hundimiento del buque ARA General Belgrano. Quien recuerda la hora y cada detalle de la búsqueda, salvataje y rescate de los náufragos vivos y muertos, es el federaense Omar Antides Candarle, enfermero, miembro de la Armada, veterano de la guerra de Malvinas. «Cuando llegamos al lugar del hecho con el buque hospital Bahía Paraíso, ya era de noche, y las noches en el sur son muy oscuras; iniciamos la búsqueda pero recién el día 4 de mayo a las ocho de la mañana tomamos contacto con las primeras balsas», relató Candarle. «Fueron dos días de búsqueda intensa; logramos rescatar un poco más de 120 tripulantes con vida y 16 cuerpos sin vida», agregó. Omar Candarle era un adolescente entonces y asegura que si él no hubiera estado allí le sería muy difícil hacerse la idea de cómo sucedieron los hechos. «La temperatura en el mar era de ocho o diez grados bajo cero, ráfagas de viento de cincuenta nudos que cuando desaparecían aparecía la niebla, todo eso dificultaba la localización de las balsas», relató Candarle en el programa matutino de Radio Uno.
«Nosotros navegábamos entre olas de seis u ocho metros, eso dificultaba la localización de las balsas en las que estaban los tripulantes del Belgrano; obviamente que los tripulantes, después de estar bajo condiciones climáticas muy adversas, con el constante movimiento de las olas, con mucho frío, muchas náuseas, muchos vómitos por el mareo producido por el movimiento de las balsas, no tenían la fuerza física para subir a bordo; nosotros bajábamos por unas redes que se ponen al costado del barco y que se llaman escala de gato, los atábamos con unas sogas por debajo de la axila y los izábamos a bordo», fue lo que relató Candarle.
«Después de 48 horas de búsqueda, lo que hacíamos era rescatar a los náufragos y a los cadáveres, y una vez que nos asegurábamos que no había más nadie a bordo, se hundía la balsa cortándolas con una navaja como para evitar la confusión de revisar balsas que ya habíamos revisado», dijo. «Las leyes de supervivencia dicen que, una vez que se produce un naufragio y se instalan los náufragos en las balsas salvavidas, lo que se hace es atar una balsa con otra para navegar todos juntos pero el viento en esa zona era tan fuerte que cortó los cabos que unían a las balsas; en esa zona donde hundieron al crucero convergen tres corrientes marinas diferentes y por eso cada balsa tomó un rumbo diferente», dijo el veterano. Agregó que una vez que los aviones de búsqueda no divisaron más balsas informaron a Buenos Aires del acontecimiento, desde allá le ordenaron al buque hospital Bahía Paraíso que se dirigiera a Ushuaia.
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