Regimen compensador (1982-1989)-Luego de finalizada la Guerra de Malvinas, se aban-donó la finalidad pacífica para redefinir como nueva prioridad el desarrollo de capacidades militares. Se impulsó la fabricación de un nuevo misil: el Cóndor II. Este misíl de alcance intermedio, concebido de forma ultrasecreta por la Fuerza Aérea, comenzó a desarrollarse en 1982.En los últimos años de dictadura se produjeron una serie de cambios estratégicos y políticos del régi-men tecnopolítico autonomista que llevaron a su reemplazo por un régimen de tipo compensador: el país comenzó a adquirir la tecnología necesaria en el extranjero y abandonar el desarrollo incremental local que llevaba casi dos décadas. Se interpretaba que había un atraso tecnológico con respecto a los países centrales y que era necesario la compra del know-how, los insumos básicos y las maquinarias necesarias para su producción para luego generar un desarrollo nacional.De león (2015) vislumbra que durante esta etapa se produjo un fuerte conflicto entre los militares y civiles que habían completado sus estudios en el exterior, y aquellos que habían desarrollado la totalidad de su carrera en el país. Los primeros, tenían una visión de los recursos económicos de infraestructura y de las capacidades científico-tecnológicas de los Estados Unidos y Europa y veían las carencias del medio lo-cal, al punto de dudar de la capacidad de los centros científicos y tecnólogos nacionales para realizar proyectos de alta complejidad en el área espacial. Por su parte, los militares, ingenieros y técnicos de formación puramente nacional, se oponían a la compra de “cajas negras”, donde no había un aprendiza-je real, y pensaban que todo podía hacerse mejor, más rápido y con menores costos aprovechando los recursos y el intelecto local.La endeble economía del país en los años 80, puso en peligro la continuación de todos los proyectos aeroespaciales y durante el gobierno de Alfonsín se produjo una reducción de fondos para las Fuerzas Armadas, como consecuencia se detuvieron todas las experiencias científicas atmosféricas con cohetes de fabricación nacional. El proyecto Condor II continuó, aunque en el marco de la hiperinflación fue direccionado a la generación de divisas a través de la exportación. Allí comenzaron las presiones internacionales para su desmantelamiento.
Etapa dependentista (1989-2003)-Con la llegada de Carlos Menem a la presidencia, y la adopción de políticas neoliberales se produjo un nuevo cambio de régimen en las políticas aeroespa-ciales al que podemos llamar como “dependentista”.A partir de la presión de Estados Unidos, se canceló y desmanteló el proyecto “Cóndor II”. Incluso se entregaron todos los componentes del cohete y la tecnología para construir motores de combustibles sólidos que se encontraban en la planta de Falda del Carmen (Córdoba), por lo que perdimos la capacidad no sólo de fabricar cualquier tipo de misil sino además la capacidad de fabricar lanzadores de satélites. Además, esto ocasionó la dispersión del equipo humano de técnicos e ingenieros altamente capa-citados.Como consecuencia se disolvió la CNIE y se creó la Comisión Nacional de Actividades Espaciales, CONAE, la cual sale de la esfera militar y es dirigida por civiles, en su mayoría científicos. A partir de 1994, se consolida una nueva política espacial orientada a proyectos satelitales de carácter científico. La CO-NAE tuvo un rol más bien secundario en este período, de gestor y articulador entre los actores que se encargaron de los desarrollos necesarios. Durante esta etapa los principales desarrollos se dieron como resultado de una fuerte articulación con la NASA como el programa SAC, que puso en órbita 3 satélites: SAC-A, B y C en el período 1996-2000.Se instaló la Estación Terrena Córdoba en 1996 para la recepción de datos, seguimiento, telemetría y control de satélites y se montó un laboratorio de integración y ensayos en el Centro Espacial Teófilo Tabanera. Se desarrolló conceptualmente un satélite de radar de baja potencia (SAOCOM 1) y se orga-nizó el Instituto de Altos Estudios Espaciales Mario Gulich.
Periodo autonomista (2003-2015)-Durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, se dió un nuevo giro político, económico y social que le dió un notable impulso a la ciencia y la tecnología. Se aumentaron fuertemente los presupuestos universitarios y de todos los organismos vinculados al desarrollo científico-tecnológico, se aumentó el numero de becarios e ingresos a la carrera del In-vestigador Científico y Tecnológico del CONICET y se creo el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Inno-vación Productiva El sector aeroespacial no fue la excepción: CONAE fue la encargada de elaborar el Plan Nacional Espa-cial (2004-2015), cuya ejecución se consolidó como una “política de estado”. La CONAE adquiere un rol preponderante en el sensado, generación, transmi-sión, procesamiento, almacenamiento, distribución y uso de la información espacial. Se crea la empresa estatal ARSAT, que absorbe los activos de Nahuelsat S.A, sus posiciones orbitales, satélites y su estación terrena en Benavídez. A partir de allí la empresa diseña la plataforma ARSAT-3K y encarga a INVAP la fabricación de los satélites ARSAT-1 y ARSAT-2. Tal tarea involucró a cientos de pymes de base tecnológica así como también a grupos de investigación del sector científico. Se creó el Centro de Ensayos de Alta Tecnología S.A (CEATSA) para realizar las pruebas y se obtuvieron certificados de calidad a nivel internacional. Ambos satélites son lanzados en 2014 y 2015 respectivamente, contando con 15 años de vida útil cada uno. Un verdadero hito para nuestro país.A diferencia de la década de los 90, en la cual se lanzaron varios satélites en vinculación con la NASA con objetivo de proveer información necesaria para el sistema científico mundial, esta etapa apostó a la producción de satélites geoestacionarios, desarrollados y testeados en el país, que cumplieran un rol estratégico en materia de telecomunicaciones. Esto generó capacidad instalada para la producción de nuevos satélites, formación y retención de recursos humanos con alta especialización, capacidad para operar y comercializar las bandas telecomunicacionales siguiendo intereses nacionales (como por ejemplo la creación de la Televisión Digital Abierta).Paralelamente, el Instituto de Investigaciones Cien-tíficas y Técnicas para la Defensa (Citedef) impulsó el proyecto de los cohetes Gradicom I y II (primer cohete de dos etapas de desarrollo nacional) y CO-NAE impulsó el lanzador Tronador. Este último con la finalidad de tener la capacidad propia de inyectar satélites de hasta 250 kg en órbitas de hasta 600 kilómetros de altura. Paradójicamente, ya contábamos con desarrollos en combustibles sólidos para la propulsión de cohetes, pero dicha tecnología se perdió luego del desmantelamiento del proyecto Cóndor. Para el Tronador se optó por desarrollar la tecnología de lanzadores con combustibles líquidos, la cual es más sencilla pero tiene menos prestaciones, mientras que los Gradicom contaron con un nuevo desa-rrollo en combustibles sólidos.El camino recorrido del Tronador para lograr madu-rez tecnológica comprendió el lanzamiento exitoso de los cohetes-sonda Tonador 1 (550 kg de empuje) y Tronador 1B (1,5 tn de empuje) en los años 2007 y 2008 respectivamente. Le siguió la prueba del vehí-culo experimental VEx1B de 4 Tn de empuje en 2014 para testear los sistemas de propulsión, navega-ción, guiado y control, todos de fabricación nacional.
Un nuevo periodo dependentista (2015-2019)-Al asumir Mauricio Macri la presidencia se produ-ce un nuevo giro en el sector aeroespacial. En este período, el Poder Ejecutivo aplica un fuerte ajuste presupuestario que paraliza los proyectos en curso e impulsa nuevamente medidas dependentistas, como un intento de vinculación entre ARSAT y la empresa Hughes para la fabricación de ARSAT-3 (Krakowiak, 19/08/2016) y la contratación de la consultora McKinsey para definir el plan de negocios de ARSAT (Krakowiak, 11/07/16), entre otras. Paralelamente, se avanzó hacia una política de cie-los abiertos en la cual se autorizó a más de 14 satélites extranjeros a operar en el país, y a que compitan directamente con ARSAT 1 y 2 (Krakowiak, 15/08/16). Mediante un decreto, se privatizaron las bandas de frecuencia de 3G y 4G del espacio radioeléctrico (asignadas de forma exclusiva a ARSAT) para favorecer a las empresas de Telecomunicaciones.Finalmente, ARSAT-3 se abandonó completamente y se alquiló un viejo satélite a la empresa SES con el único fin de no perder la posición orbital 81º Oes-te (Krakowiak, 11/02/2019). Por otro lado el proyecto tronador también frenó el desarrollo de motores y VENG se encuentran en la búsqueda de un motor de origen ruso (Cavataio, 2018).Quizás el único hecho positivo de relevancia en ma-teria aeroespacial haya sido la culminación del satélite SAOCOM-1A por parte de la CONAE y su exitosa puesta en funcionamiento.
Conclusiones-El sector aeroespacial, por su carácter dual, se encuentra mas inmerso en las complejidades de la política internacional, que en los asépticos centros de ensayos. Esta razón explica los distintos cambios sufridos a lo largo de toda su historia. Pero, a la vez, esa misma dualidad, le permitió al sector sobrevivir tanto a gobiernos desarrollistas como militaristas.El régimen dependentista está demostrando, una vez más, que nos aleja del camino de producción de conocimientos valiosos y nos convierte en meros consumidores de tecnología. Este modelo disminuye el grado de autonomía necesario para generar innovaciones e interrumpe la estrategia incremental de los regímenes autonomistas.La experiencia compensadora fue breve y en un contexto de crisis económica, igualmente podemos afirmar que no logró avanzar en el objetivo propuesto: adquirir tecnología de punta para contrarrestar la brecha tecnológica y luego volver al desarrollo autónomo. Se produjo todo lo contrario, los técnicos no ampliaron su know-how, y se frenaron los desarrollos nacionales autónomos.Por su parte, los regímenes autonomistas lograron una senda de desarrollo que en pocos años empezó a dar sus frutos. El punto crucial de estos regímenes es ajustar el grado de autonomía posible. Se podría buscar generar intercambios de tecnología basados en la cooperación entre países, aprovechando expe-riencias locales. Por último, en Argentina es necesario que la discusión por el modelo político incorpore en su centralidad la discusión de régimen tecnopolítico, para lograr el pasaje de políticas públicas aisladas a políticas de estado que se mantengan a lo largo del tiempo. Esta es la única manera de asegurar la continuidad necesaria de los mismos, más allá de las administraciones circunstanciales. Para lo cual, es necesario una mayor participación de los sectores involucrados en el plano productivo y científico, y en la concientización sobre la importancia de estas políticas para el futuro del desarrollo tecnológico y económico de nuestro país.
FUENTE: Revista Ciencia, Tecnología y Política N°2.- FOTO: Los editores de la revista Gabriel Bilmes y Santiago Liaudat.-
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