SUSANA GIMÉNEZ VOLVIÓ CON UNA PUBLICIDAD BIEN ARGENTINA.

“Lo auténtico Seccomparte.” Con ese lema, Secco lanza una nueva campaña que recupera una alianza mítica: la de Susana Giménez con la marca nacional de gaseosas. Pero detrás del gesto publicitario hay algo más: un diálogo con el pasado televisivo del país, una mirada sobre cómo cambian los íconos —y cómo, de algún modo, nunca dejan de serlo.

La imagen de Susana Giménez, hoy como entonces, condensa una idea de época. En los años setenta, cuando la televisión argentina todavía emitía en blanco y negro y los envases eran de vidrio color ámbar, una joven modelo rubia irrumpía en la pantalla con una frescura que desafiaba los códigos del momento.

Esa aparición, asociada a una publicidad de Secco, fue una de las tantas puertas de entrada al estrellato. Medio siglo después, la escena se reescribe con tecnología digital, colores saturados y una estética pop que parece rendir homenaje tanto a la diva como a una era en la que la publicidad todavía soñaba con el futuro.

En aquel entonces, la televisión argentina era un territorio de experimentación y de aspiraciones colectivas. Las publicidades no solo vendían productos, sino que construían imaginarios: de familia, de bienestar, de país. Secco, como otras marcas nacionales, formaba parte de ese paisaje. En su discurso publicitario, había una reivindicación implícita de lo cotidiano, de lo popular, de lo que pertenece a todos.

La elección de Susana Giménez como figura fue, en ese contexto, un acierto casi premonitorio. Su carisma natural, su mezcla de ingenuidad y picardía, anticipaba la figura mediática que con el tiempo se convertiría en mito.

Cuando la marca decidió volver a convocarla para esta nueva campaña, el gesto tuvo el tono de un reencuentro entre dos viejos conocidos que, pese al paso del tiempo, siguen compartiendo un mismo idioma: el de la autenticidad.

La nueva pieza audiovisual recrea aquel primer comercial, pero con un giro contemporáneo. Hay animaciones, colores vibrantes, guiños al lenguaje de las redes y un montaje que alterna pasado y presente. Aparecen, además, referencias a los hitos de la carrera de Susana: el “shock”, el programa de los millones, los sketchs, la risa contagiosa. Todo eso se entrelaza con la historia de la gaseosa, como si el tiempo se plegara sobre sí mismo para recordarnos que los íconos —cuando lo son de verdad— sobreviven a las modas.

Lo interesante de esta campaña no es solo su carácter evocativo, sino lo que propone como lectura cultural. En tiempos de mensajes efímeros y figuras que se reinventan cada semana, apelar a la autenticidad —ese concepto tan esquivo y tantas veces vaciado— resulta un gesto casi contracultural.

Secco, una marca que mantiene su raíz argentina frente a un mercado globalizado, encuentra en esa idea un modo de afirmar su lugar en la memoria colectiva.

Porque si algo une a Susana y a Secco es precisamente eso: la permanencia. Ambos representan una forma de lo nacional que se sostiene en el tiempo no por rigidez, sino por capacidad de adaptación. La diva supo pasar de la modelo a la actriz, de la actriz a la conductora, y de la televisión analógica a la digital sin perder su tono, su espontaneidad, su capacidad de reírse de sí misma.

El comercial, producido con tecnologías de última generación, no oculta su anclaje afectivo. Hay algo en su estética —entre lo retro y lo pop— que funciona como un guiño a varias generaciones de espectadores. No se trata solo de recordar un spot de los setenta, sino de preguntarse qué nos une todavía a esas imágenes. Qué hay en ellas de nuestra propia historia audiovisual, de nuestra manera de consumir cultura, de construir ídolos.

En ese sentido, la vuelta de Susana al universo Secco funciona como una excusa para pensar cómo se articula hoy la memoria mediática. Las marcas, los rostros, los jingles: todos forman parte de un archivo afectivo que sobrevive incluso cuando los formatos cambian. La campaña parece recordarnos que el tiempo publicitario también es tiempo cultural, que lo que vendemos y consumimos dice tanto de nosotros como los programas que miramos o las canciones que escuchamos.

Sobre el Autor

Carlos Suarez
Periodista egresado del ISET N° 18 "20 de Junio" de Rosario, S.F. en 1990. Participó del Primer Congreso Internacional de la Comunicación y el Periodismo en 1998. Colaboró con el programa LA OREJA de Radio Rivadavia conducido por Quique Pesoa en 1992. A partir del 1 de octubre de 2018 condujo VIVA LA MAÑANA por Radio Viva 104.9 de Federación, E.R. En este 2019/2020 administra y redacta en esta página Federación al Día. A partir del 29 de junio de 2020 volvió a FM Stereo 99.3 con el clásico "Demasiado temprano para mentiras", desde las 7 de la mañana. En marzo de 2021 comenzó el nuevo ciclo "La Mañana de Uno" por la 106.1, de lunes a viernes y de 9 a 12 de la mañana.