¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO DECIMOS VACUNAS?: ENTREVISTA A MARCELA SANGORRIN.

De acuerdo a investigaciones y análisis de las miembros e investigadoras del CONICET, Lorena Diblasi y Marcela Sangorrín, existieron y existen en vacunas del coronavirus, el dengue y la gripe (sobre todo en las aplicadas de diversas marcas durante la pandemia) 55 tóxicos. Esa difusión les costó un sumario y ser señaladas como conspirativas por quienes ahora manejan el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.

Marcela Sangorrín es bióloga, doctora en Biología. Así se presentó a través del teléfono, desde Neuquén, en el programa LA MAÑANA DE UNO de la 106.1 este viernes. Nació en Mar del Plata pero desde hace 30 años vive en Neuquén. Es investigadora del CONICET, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. «Trabajo en biotecnología de levaduras pero el tema que despierta el interés es que, a partir de 2020, me despierta el interés de averiguar qué era lo que estaba pasando, acá y en el mundo, porque para mí no tenía sentido esto de encerrar a los sanos, de no dar otros remedios o soluciones, la censura; a muchos científicos nos hacía sospechar que eso no era el cauce normal que sigue una enfermedad», explicó.

«Después, cuando nos dijeron que para fin de aquel año iban a estar listas las vacunas, de distintas marcas, era imposible a nivel científico tener un producto controlado, que pasara todas las normas de seguridad -una vacuna como la gente tarda entre 5 y 10 años-; a lo mejor los tiempos comerciales sí pero los biológicos y de seguridad no daban», informó. Aseguró que muchos médicos y científicos alertaron sobre esto a diputados y senadores acerca de que evitaran comprar estas vacunas y medicamentos porque «no daban los tiempos», pero Argentina celebró contratos de todas maneras. «Argentina celebró contratos secretos con las farmacéuticas, en octubre del 2020, y no se podía reclamarles por cualquier daño o efecto adverso», dijo Sangorrín.

«Cuando empezó la vacunación empezaron a aparecer los problemas que sospechábamos; muchos dolores y malestares terribles, efectos adversos; gente que era sana empezó a tener arritmias y se le disparó el cáncer, trombosis, ACV», dijo la investigadora del CONICET. Dijo también que el procedimiento normal es detener una campaña de vacunación si aparecen efectos adversos y, hasta, muertes. pero no se hizo. «No conocimos el verdadero contenido de las vacunas; la que insistió y logró algo fue una doctora tucumana de apellido Maldonado porque recurrió a la justicia; también médicos y enfermeros preocupados nos fueron suministrando muestras, registros de vacunas para analizar y ver qué causaba tanto daño», dijo ante el programa matutino de Radio Uno.

«Con la licenciada Lorena Diblasi, que es biotecnóloga, nos pusimos a disposición; nosotras ya veníamos leyendo trabajos de científicos independientes que habían encontrado grafenos, elementos no declarados como bismuto, plomo, arsénico así que nos pusimos a trabajar fuera de nuestro horario de trabajo y después encargamos a otros centros del CONICET, que cuentan con equipos más sofisticados, otros estudios, que fueron hechos por técnicos especializados de las ciudades de Roca y Córdoba; siempre publicamos, difundimos y denunciamos ante la ANMAT y el Ministerio de Salud los números de lotes y los contaminantes que encontrábamos; bueno, la idea era que ellos hicieran los estudios oficiales pero nunca la ANMAT tomó nuestro reclamos», expresó. La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica -ANMAT- reconoció frente al juez López de Mar del Plata, en 2022, que solamente revisaban los papeles y no la medicación.

«Los resultados a los que llegamos fueron publicados en una revista de los Estados Unidos y tuvo mucho impacto; en pocas palabras, el CONICET, hace veinte días, nos notifica que nos inició un sumario por este trabajo que publicamos; parece que no se podía trabajar con vacunas; a mí nadie me dijo eso; se encargaron de hacerle críticas al trabajo como, por ejemplo, que solo trabajamos con catorce muestras, es cierto eso, porque las muestras son muy difíciles de conseguir y hubo que pagar mucho dinero a empresas privadas y al CONICET», expresó Sangorrín.

Afirmó que «nos arman un sumario sin sentido, porque no sabemos exactamente cuál es la carátula, y nunca un trabajo científico se discute en un sumario». «Hay que reunirse, discutir, ver lo que es verdad y lo que no, analizar las muestras, así trabaja la ciencia pero en este caso parece que no; nos quieren amedrentar», dijo la bióloga del CONICET.

Sobre el Autor

Carlos Suarez
Periodista egresado del ISET N° 18 "20 de Junio" de Rosario, S.F. en 1990. Participó del Primer Congreso Internacional de la Comunicación y el Periodismo en 1998. Colaboró con el programa LA OREJA de Radio Rivadavia conducido por Quique Pesoa en 1992. A partir del 1 de octubre de 2018 condujo VIVA LA MAÑANA por Radio Viva 104.9 de Federación, E.R. En este 2019/2020 administra y redacta en esta página Federación al Día. A partir del 29 de junio de 2020 volvió a FM Stereo 99.3 con el clásico "Demasiado temprano para mentiras", desde las 7 de la mañana. En marzo de 2021 comenzó el nuevo ciclo "La Mañana de Uno" por la 106.1, de lunes a viernes y de 9 a 12 de la mañana.