LA BELLEZA DE PENSAR.

Hace unos días, cuando lo gris invadió el cielo del pueblo y andaba por la costanera caminando recordaba una escena de las siete joyas del ruso Tarkovsky. Se trata de la primera pieza de la película «El Sacrificio».
En ese momento recordé de qué se trataba parte del parlamento de uno de los personajes del icónico film. Hablaban de Nietzsche y de Hegel. De filosofía. De la potencia del pensamiento y del devenir. Del desasosiego que eso mismo significa.
¿Pero para qué nos sirve pensar tanto? Porque es la fuerza que nos permite contrastar el discurso que se establece desde el poder. De ese modo se es palpable la autoconciencia que uno posee en relación con las otras cosas.
Pensar -siguiendo el criterio mecánico que se establece en la tradición filosófica-, podría ser, así lo entiendo, un deber existencial. Hay que recurrir al pensamiento para ejercerlo como dispositivo político. Yo pienso como derecho a mí intimidad. En mí soy libre y gozo de ella.
Nada más autónomo que pensar – se como un ser independiente. Libre de otras libertades como posibilidad inextinguible. Libre de poder aproximarse a la desujección del goce ideológico.
El pensamiento también se bifurca en creatividad, en arte, en cine, en literatura.
Acaso, la literatura no se monta a caballo de la filosofía, y ésta no le da un marco a la literatura para fortalecer al hombre ¿quizás? Haciendo de el un animal anti animal, puesto que es un animal que ha roto con lo animal habiendo desecho el estrecho vínculo con los sentidos buscando trascender. ¿Cómo lo hace? Pues, pensando, dando nuevas formas a su cosmovisión y a su singularidad, como así a su universalidad.
La literatura es la experiencia onírica de toda realidad; es la expresión estética de la realidad, siendo la proyección hermenéutica de la existencia que la sublima y eleva a otra dimensión. Buscando mostrar la belleza en un espejo distorsionado; la misma que habla de la tragedia en Shakespeare o en Dostoievski. O en los textos de Sófocles.
Es aquello que remite a y vuelve de, cuyos elementos son lo fantasmagórico y el símbolo: el ser (materia) y el no – ser (ausencia). La literatura es la potencia que opera en el símbolo.
Pensar es la expansión del hombre que decanta en ser y en ontología. El pensamiento que a veces dibuja el contorno de la sombra, desde donde nace a veces se atribuye cierta vida propia, siendo eso otro de una otredad.
Pensar es bello, es sublime. Pensar es lo último que nos queda en el acontecimiento nostálgico de todo pasado, de toda tristeza, de todo padecimiento, de aquellas muertes, de algunas agonías que se llevan sobre las espaldas como una carga vacía pero pesada.
Es la potencia del acto. Aunque no sería nada sin la palabra.
AUTOR: Aldo Moretti- FOTO: Fonseca.-

Sobre el Autor

Carlos Suarez
Periodista egresado del ISET N° 18 "20 de Junio" de Rosario, S.F. en 1990. Participó del Primer Congreso Internacional de la Comunicación y el Periodismo en 1998. Colaboró con el programa LA OREJA de Radio Rivadavia conducido por Quique Pesoa en 1992. A partir del 1 de octubre de 2018 condujo VIVA LA MAÑANA por Radio Viva 104.9 de Federación, E.R. En este 2019/2020 administra y redacta en esta página Federación al Día. A partir del 29 de junio de 2020 volvió a FM Stereo 99.3 con el clásico "Demasiado temprano para mentiras", desde las 7 de la mañana. En marzo de 2021 comenzó el nuevo ciclo "La Mañana de Uno" por la 106.1, de lunes a viernes y de 9 a 12 de la mañana.