Introducción-El camino recorrido por nuestro país en materia aeroespacial, es como mínimo, turbulento. De los primeros proyectiles en la década de 1940 hasta el lanzamiento del satélite SAOCOM 1A hace algunos meses, hay un camino de múltiples avances y retrocesos. El sistema científico-tecnológico nacional que impulsó esta tecnología no solo está com-puesto por científicos y técnicos, también lo integran militares, dirigentes políticos, economistas, instituciones y empresas, tanto estatales como privadas. Esto se debe a que los desarrollos tecnológicos aeroespaciales tienen una finalidad dual: no sólo son preciados por su alto valor agregado sino también por su gran valor estratégico militar. Esta característica genera un complejo entramado en la toma de decisiones, que abarcan distintas visiones en distintos momentos históricos. Ante tal complejidad haremos énfasis en algunos conceptos analíticos que nos servirán como guía para recorrer de manera simplifi-cada este camino. Tomaremos el concepto de tecnopolítca de Hecht, para caracterizar “la práctica estratégica de diseñar o utilizar la tecnología para constituir, encarnar o impulsar objetivos políticos”. Dice la historiadora: “Estos regímenes tecnopolíticos, basados en instituciones, consisten en vínculos entre grupos de gente, prácticas ingenieriles e industriales, artefactos tecnológicos, programas políticos, e ideologías institucionales, los cuales actúan juntos para gobernar los desarrollos tecnológicos y perseguir tecnopolíticas”. Y agrega que el concepto de régimen tecnopolítico “provee una buena aproximación a la estrecha rela-ción entre las instituciones, sus dirigentes, los mitos e ideologías que los guían, los artefactos que producen, y la tecnopolítica que persiguen” (Hecht, 1998).Dado su carácter dual, De león (2015) aclara que el concepto de tecnopolítica es necesario adaptarlo “para un contexto de país semi-periférico, en el cual las relaciones de poder, manifestadas en forma de presiones formales e informales ejercidas por los países centrales, le da a las relaciones internacionales un lugar crucial en la comprensión de los procesos de desarrollo de este tipo de tecnologías”.
Los inicios (1940-1958)-Los primeros pasos de Argentina en materia ae-roespacial se dan a fines de la década del 40, cuan-do las Fuerzas Armadas desarrollan el primer motor de combustible líquido para propulsar proyectiles. En ese momento sólo los Estados Unidos, la Unión Soviética, Inglaterra, Francia y Alemania habían experimentado con un sistema similar. Este hito es una referencia clara del nivel técnico que se poseía en este momento y del interés del gobierno peronista en el desarrollo aeronáutico y en nuevos métodos de propulsión, como la cohetería.A partir de la llamada Revolución Libertadora, que derrocó a Perón en 1955, la mayoría de los proyectos aeroespaciales fueron cancelados. Sólo por poner un ejemplo, la fabricación del Pulqui II fue reemplazado por la adquisición de aviones estadounidenses F86 Sabre, remanente de la guerra de Corea.
Periodo autonomista (1958-1982)-Desde la puesta en órbita del Sputnik I, los militares aeronáuticos argentinos gestaron la idea de poner un satélite en el espacio con medios propios. Esa decisión marcó el inicio del primer régimen tecnopolítico en el área espacial en la Argentina. Este primer régimen tecnopolítico se caracterizó por la búsqueda de un desarrollo autónomo de tecnología espacial. Lo que supuso el desarrollo propio de una tecnología nacional, utilizando una estrategia incremental, para lograr autonomía tecnológica; lo cual implica “pensar soluciones en términos de soberanía y desarrollo. Se trata de implementar, por ejemplo, tecnologías que no estén atadas a multinacionales en la cadena, sino que las pequeñas empresas que las utilizan puedan moverse con cierta autonomía” (Bilmes, 2012).En 1960 se crea la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales (CNIE), comandada por el ingeniero Teófilo Tabanera1. A partir de este año, se iniciaron actividades espaciales en forma sistemática.El primer cohete de investigación argentina, el Alfa Centauro, lanzado al espacio el 2 de febrero de 1961, fue desarrollado por un equipo de ingenieros del Instituto Aerotécnico bajo la dirección de Aldo Zeoli2. Al mismo tiempo, el Instituto se reestructuró y convirtió en el Instituto de Investigación Aeronáutica y Espacial (IIAE).
(1 Teófilo Tabanera (1909 – 1981) oficial aéreo e ingeniero electromecánico argentino, autor de libros como ‘¿Qué es la astronáutica?’. Fue miembro en la Sociedad Británica Interplanetaria y la Sociedad Americana de Cohetes. Primer presidente de la CNIE e impulsor de la educación a distancia usando tecnología satelital.2 Aldo Zeoli(1916 – 2003) comodoro e ingeniero argentino, dirigió el proyecto del primer cohete nacional, promovió la creación de la base CELPA de Chamical y Mar Chiquita, impulsó el proyecto BIO y lanzamientos desde la antártida. 80| Ciencia, Tecnología y Política | Año 2 | N°2| Enero-Junio 2019 | ISSN 2618-2483 | www.revistas.unlp.edu.ar/CTyP) |
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