CHAU, RENÉ HOUSEMAN. CHAU, LOCO.

Su apellido era como el aristocrático nombre de otro. El era René o Hueso o mejor Loco. El loco lindo que hacía maravillas tirado contra la raya, porque como decía el entrañable Osvaldo Ardizzone, a los locos la vida los tira contra la raya. René Orlando Houseman había nacido en Santiago del Estero, pero su vida fue un tango, como la de Homero Manzi, que también era oriundo de Santiago. En La Banda, nació René el 19 de julio de 1953 y en la banda, es decir en el costado, en los márgenes, en la raya, vivió desde los dos años cuando su padre se afincó con sus cuatro hijos en el Bajo Belgrano. “Si yo fuera millonario me compraría una villa”, les dijo a los chicos de la Garganta Poderosa cuando lo entrevistaron hace unos años. Decía “soy villero”. Con orgullo lo decía y dejaba helados a los señores moralistas del mismo modo que dejaba helados a los marcadores de punta que le ponían enfrente, que no sabían para que lado iba a disparar y siempre se les escurría. Una vez cuando empezaba en Huracán le dijeron “tené cuidado que mañana te va a marcar el Chivo Pavoni” y respondió algo más o menos así “que tenga cuidado a él, ¿sabés qué baile le doy a ese”. Era pícaro, rápido, divertido. Una vez le preguntaron por Ortega y dijo que era “un fenómeno” y entonces le recordaron que antes de eso había dicho que era un calesitero. “Si, pero ahora se sacó la sortija”, contestó.

AUTOR: Juan José Panno.

Nunca lo vi jugar, pero lo vi varias veces en la cancha de Huracán y en la de Excursionistas. Lo saludé siempre, le hablé, le dije lo que todos le decían, que era un crack, un grande de nuestro fútbol. Y él agradecía, casi siempre con el pucho en la boca, tosiendo. Lo vi durante el Mundial de Brasil, a donde fue como enviado especial de La Garganta Poderosa, la revista de cultura villera que nunca deja de sorprender. El Loco cubrió la cita mundialista desde la Favela Santa Marta en Río de Janeiro, con los pobres, en el lugar donde estaba más cómodo, en familia. Justamente a esa revista le dijo, sin dudas, una de las frases más lindas salidas de la boca de un futbolista: “Si fuera millonario, me compraría una villa”.

AUTOR: Gustavo Veiga.

El de Houseman con Excursionistas es un caso único en el mundo: solo jugó 26 minutos con la camiseta verde y blanca, pero es el máximo ídolo de la historia del club. Aquella tarde de 1985, contra Armenio, la vieja cancha de Pampa y Miñones se llenó. Estaban los hinchas que habían vivido con él en la villa del Bajo y estaban los que se mudaron a Belgrano cuando la dictadura pasó la topadora y se llevó a los villeros bien lejos, para que los turistas no se fueran con una fea impresión de Buenos Aires. El Hueso entró en el segundo tiempo, tocó apenas dos pelotas, se tropezó, se quedó sin aire a los cinco minutos, y eso fue todo. Salió de la cancha ovacionado. Fue su último partido como profesional. La noche anterior se había escapado de la concentración -un clásico en René–  junto a su compañero de pieza para irse a tomar unas cervezas por ahí. Al poco tiempo se lo volvió a ver, pero ya en la tribuna. Miraba los partidos con la ñata contra el alambrado, como si quisiera estar más cerca de la raya lateral del campo de juego, ese territorio que había conquistado con su gambeta indescifrable.

A Houseman lo quisimos y lo vamos a querer siempre porque es “nuestro” campeón del mundo. El título con la selección fue un accidente en su vida. Lo que a él le importaba eran otras cosas. Excursionistas era, para él, un último vestigio de ese universo que le habían arrebatado.

“Lo único que no cambió en este barrio (que en el vocabulario de Houseman quería decir, seguramente, “en este mundo”) es Excursio y yo” me dijo una vez, sentado a una mesa del café “Insólito”, mientras despachaba un pucho tras otro.

Su amor por Excursionistas tuvo varias pruebas de fuego y las superó todas: después de haber jugado en el baby fútbol, se tuvo que ir porque había un dirigente que no quería tomar futbolistas de la villa; jugó en Defensores, el rival eterno, pero siguió fiel a sus colores. Hace unos años, el destino puso frente a frente a Huracán y Excursionistas, por la Copa Argentina. Viajó a Catamarca y festejó hasta las lágrimas el sorpresivo triunfo por penales del equipo del Bajo Belgrano. Algunos hinchas quemeros fruncieron el ceño, ligeramente despechados, pero a la larga entendieron.

Una vez entré al buffet del club y lo encontré preparando las hamburguesas. También colaboró con el equipo femenino de fútbol que conducía Gabriel Chepenekas. Pero siempre decía que no le podía dar consejos a nadie. En uno de los últimos partidos con público visitante en el ascenso, se prendió en una trifulca con la hinchada de Colegiales. Le gritaban de todo y él los provocaba haciéndoles un gesto inequívoco, exclusivo para entendidos: se hacía el que estaba nadando, en alusión a una vieja historia que cuenta que la barra de Munro se tuvo que tirar al agua, en los lagos de atrás del Golf, perseguida por los del Bajo. Un periodista, que presenciaba la escena desde la platea, meneó la cabeza y sentenció, con una mezcla de resignación y desdén: “Y pensar que este tipo fue campeón del mundo…” Con mi ahijado lo miramos de reojo y después de esquivar las piedras nos fuimos protegidos por una extraña –quizás absurda– manifestación del orgullo. Es que el Hueso volvía a demostrar, muy a su modo, que seguía siendo nuestro campeón del mundo. Nunca dejará de serlo.

AUTOR: Fernando D´addario.

Sobre el Autor

Carlos Suarez
Periodista egresado del ISET N° 18 "20 de Junio" de Rosario, S.F. en 1990. Participó del Primer Congreso Internacional de la Comunicación y el Periodismo en 1998. Colaboró con el programa LA OREJA de Radio Rivadavia conducido por Quique Pesoa en 1992. A partir del 1 de octubre de 2018 condujo VIVA LA MAÑANA por Radio Viva 104.9 de Federación, E.R. En este 2019/2020 administra y redacta en esta página Federación al Día. A partir del 29 de junio de 2020 volvió a FM Stereo 99.3 con el clásico "Demasiado temprano para mentiras", desde las 7 de la mañana. En marzo de 2021 comenzó el nuevo ciclo "La Mañana de Uno" por la 106.1, de lunes a viernes y de 9 a 12 de la mañana.

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